Podríamos decir que para el tiempo en que Jehová decide liberar a su pueblo de la tiranía de Egipto ya existían ancianos en Israel, los cuales eran necesarios para estar en este proceso (Éxodo 3.16 – 18). Para ese entonces y durante toda la época de Israel como nación, unida, dividida o en cautiverio, los ancianos eran magistrados tanto civiles como religiosos (Deuteronomio 19:11, 12; 21:1 – 4) nombrados en virtud de su edad a la cabeza de una casa patriarcal, de la familia de una tribu, o de una misma tribu. Solo los hombres de edad accedían a estas funciones. Los vemos además en Números 11.16, 17 ayudando en el gobierno del pueblo junto con Moisés, con labores similares de gobernación en Deuteronomio 27.1. Siempre se vieron los ancianos gobernando junto o para un líder, nunca como cabeceras de estos procesos.
Ya a comienzos del Reino Unido, mientras Samuel como último juez ordenaba al pueblo, los ancianos en concilio en 1ra Samuel 8.4 – 6 piden un rey para Israel como las naciones vecinas. Cuando el Rey ya fue establecido, los años siguieron con los ancianos aconsejando las labores de los reyes (1ra Reyes 12.6, 7). Al parecer, la sabiduría de los ancianos no solo se basaba en su experiencia adquirida por los años, sino que vivían en medio del pueblo, y no en los palacios como los reyes. Por eso su consejo era un buen punto de vista en cualquier decisión importante a tomar.
Este grupo de ancianos continuó hasta los tiempos de Jesús, pero ya no con la santidad y justicia que tuvieron en algún momento en su historia. En la época de la cautividad ya se habían pervertido (Jeremías 2.8; 3:14, 15) y dentro del dominio Romano en Judá aún ejercían poder en cuanto a sus enseñanzas (Mateo 15.1, 2; 21:23; 26:3).
Se necesitaba un nuevo orden de ancianos después de Hechos 2 cuando ya el Nuevo Pacto estaba reinando. Aunque no tenemos registro del comienzo de los ancianos como hoy en día los conocemos, siempre se habló de Jerusalén como el lugar donde estaba la primera iglesia que tenía ancianos (Hechos 11:28 – 30; 15:2, 4, 6 etc, Hebreos 13.7), seguramente porque los mismo ancianos justos de esa época pasaron al puesto de obispos según el nuevo régimen fácilmente y sin necesidad de tanta espera.
AHORA BIEN… ¿POR QUÉ NECESITAMOS ANCIANOS? TITO 1.5
Tito era un converso gentil (Gálatas 2.3), probablemente bautizado por Pablo mismo (Tito 1.4). No tenemos información de cómo Tito pudo haber llegado a la isla de Creta, pero es algo que no viene al caso analizar.
En Tito 1.5 se va leyendo de la siguiente manera “Por esta causa te dejé en Creta…”, explicando el motivo y el porqué de su estadía en esta isla. Podríamos concluir que Pablo paso poco tiempo en esta isla, e iba acompañado de Tito el cual dejo en aquel lugar por ciertos motivos que el mismo versículo explica. Tito trabajaba con Pablo en la obra del Señor y ambos podrían considerarse como llamamos hoy unos “evangelistas”
¿Por qué fue dejado en Creta? El versículo no nos hace pensar tanto la respuesta, “…para que corrigieses lo deficiente…”. En el texto original del griego se traduce como “acabases de poner en orden lo que quedaba por hacer”. Varias cosas faltaban por corregir, entre ellas el poner ancianos en cada ciudad.
El texto continua “…y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. La principal labor de Tito como evangelista, la que podríamos extrapolar como la principal labor de un evangelista, era la de nombrar ancianos en las ciudades que estuviese la Iglesia. Posteriormente le recuerda a Tito los requisitos que les había sido entregado por Pablo para esto.
Con lo visto anteriormente, responderemos a la pregunta, ¿Por qué necesitamos ancianos? Porque los ancianos, al igual que evangelizar y bautizar, es parte del desarrollo de cualquier congregación normal que anhela (desea con ansias) el ancianato. Además, cualquier Iglesia que en su constitución no presente ancianos, se encuentra en “deficiencia”, y “no ha hecho lo que tiene que hacer”. La Iglesia que tiene reunión de varones mensuales esta en “deficiencia” y “no ha hecho lo que tiene que hacer”, que es constituir ancianos prontamente. Si alguien puede mostrarme bíblicamente que la reunión de varones es la opción divina ante la carencia de ancianos, pues encontraremos el fin de la discusión. Pero como texto bíblico para justificar esa practica no existe, la reunión de varones es una opción humana mas que divina. Por lo tanto yo demuestro bíblicamente que una Iglesia que no tiene ancianos en ella, es una Iglesia deficiente que no sabe cumplir el plan de Dios, una Iglesia floja que prefiere reunión de hermanos para resolver los problemas para así la responsabilidad quede en algunos elegidos y no en el Anciano de Dios. Además, ¿Quién elige quien asiste a la reunión de varones, y quién no? Decisión con criterios humanos, ya que los divinos no existen. Solo están los criterios para quien puede ser anciano (Tito 1.6 – 9)