El libro de Levítico adquiere sentido y dinamismo cuando lo leemos mirando hacia el Nuevo Testamento. No solo son las leyes ceremoniales y de sacrificios entregada a los sacerdotes para el servicio en el tabernáculo, sino que es el Evangelio escrito como sombra de lo que habría de venir. Levíticos trata sobre la expiación del pecado del pueblo y de su acercamiento a Dios. Como el buen estudiante de las Escrituras sabe, el pecado es separación del hombre con Dios. Ningún ser humano puede alcanzar la comunión con Dios si no se ha santificado (apartado) del pecado, como lo dice el escritor de Hebreos “acerquémonos con corazón sincero” (Hebreos 10.22). Con este libro, los israelitas conocerían cómo podrían cubrir sus culpas y obtener nuevamente la comunión con Jehová. Dios ama al pecador, y desea que este vuelva a El.

El nombre de este libro viene de Leví, uno de los doce hijos de Jacob, tribu que fue consagrada y apartada para el servicio a Dios. Desde un comienzo de la historia del Éxodo se vio a esta tribu fiel a los designios divinos. Además debemos agregar, que el nombre Levítico es el nombre hebreo de la primera palabra con la cual empieza este libro: “Llamó” (Vaiyikra). Antes de la existencia de mandamientos sobre los sacrificios, ya encontramos con Caín y Abel este evento. Lo primero que hizo Noé luego de salir del arca fue ofrenda agradable a Dios. La práctica de ofrecer sacrificios ha existido desde que el pecado apareció.

De Levíticos podemos sacar muchas enseñanzas aplicadas. En él encontramos la actitud de Dios con respecto al pecado, al perdón y a la reconciliación. El pecado del hombre lo separa de Dios, y nada puede hacer si no reconoce su falta y pide perdón por ella. Lo interesante es que los israelitas no debían ofrecer ofrenda a Dios de la manera en que a ellos se les ocurriese, cuando quisiesen y en donde a ellos les resultara más cómodo. Dios es un Creador de orden, naturaleza que quedó demostrada desde un comienzo en las Escrituras.

Finalmente, si queremos entender este libro y encontrar en el la belleza que conlleva, debemos entender su carácter mesiánico. Pablo incluye en su palabras lo que Levíticos enseña: “La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo” (Gálatas 3.24). También Levíticos tiene mucho que ver con lo que dice Hebreos 10.1: “La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros”.

Todas las instituciones de la ley de Moisés tenían un carácter mesiánico. Todo apunta directa o indirectamente hacia la vida, muerte y resurrección de Cristo. El libro de Levíticos es el Evangelio revestido de símbolos

Por: Jeff Michell.

Introducción al Estudios de Levítico, tomada de la pagina web con previo permiso del autor.

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