El hermano mayor tenía algunas cualidades buenas: No era rebelde: no se había ido de la casa y sus padres no tenían que preocuparse por saber dónde estaría por la noche. No era perezoso: había servido fielmente a su padre durante años (Lc 15.29) y estaba «en el campo» cuando su hermano volvió a casa (Lc 15.25; vea Gn 3.19). No era inmoral: aparentemente estaba en contra del pecado carnal (Lc 15.30), de modo que es probable que viviera una vida pura y regida por principios morales. No obstante, también se había ido a su propia «provincia apartada» de pecado, sin haber salido jamás de su casa.
1. Confiaba en sí mismo como justo: «… no habiéndote desobedecido jamás…» (Lc 15.29; énfasis nuestro). A veces nos creemos mejores que los demás porque no hemos cometido los pecados manifiestos de ellos. Se nos olvida que los pecados del corazón condenan las almas tan rápidamente como las condenan los pecados de la carne.
2. Criticaba con dureza a los demás: «… este tu hijo […] ha consumido tus bienes con rameras» (Lc 15.30). Puede que la acusación fuera cierta y puede que no. A veces damos por sentado que los demás son culpables de lo que nosotros seríamos culpables si tuviéramos la oportunidad.
3. No estaba dispuesto a perdonar (Lc 15.28–30).
4. Era egocéntrico, para él no interesaban los demás (Lc 15.29, 30). Al igual que los fariseos, no le interesaban los perdidos.
5. Estaba enojado.
6. Fue grosero con su padre, al acusarlo de favoritismo: «…nunca me has dado ni un cabrito [pero] has… hecho matar para él el becerro gordo» (Lc 15.29–30; énfasis nuestro).
7. Era un ingrato y se quejaba demasiado (Lc 15.29–30). No apreciaba lo que tenía.
8. Era severo. No era capaz de reconocer a su hermano como su hermano («este tu hijo» [Lc 15.30; énfasis nuestro]). Cuando su hermano se fue de la casa, es probable que dijera para sus adentros: «¡Lo que no sirve, que no estorbe!».
9. Era envidioso.
10. Era un aguafiestas. Trató de enfriar la felicidad de su padre (vea Pr 17.22).
11. Era un agitador. Alteró la armonía de la familia que se regocijaba.
12. Era pesimista. Todos sus pensamientos eran negativos.
El hermano mayor tenía un problema de actitud. Una mala actitud puede distorsionar el juicio. La reacción del hombre al regreso de su hermano nos lleva a preguntar: «¿Por qué se quedó en casa?»; «¿Por qué fue fiel?». Es obvio que se debía únicamente a la recompensa que esperaba. Aparentemente, su motivación para hacer lo bueno era una motivación equivocada.
Puede que esta región más sombría del carácter del hermano mayor jamás hubiera aflorado si su hermano no hubiera vuelto a casa. A veces se presentan situaciones en la vida que sacan a flote lo más terrible de nuestro carácter, y de este modo aprendemos una lección de humildad.
Basada en la historia del hijo prodigo.