Ángel Barreno
Tomado del sitio, www.evangelistaenlinea.com, para la revista Hacia la Meta
En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte y vino el profeta Isaías hijo de Amós y le dijo: «Jehová dice así: ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás» II Reyes 20:1.
Ezequías fue advertido por Dios del día de su muerte, por lo tanto él tenía la oportunidad de ponerse a cuenta con Dios, con su familia y con todos sus semejantes para presentarse ante la presencia de Dios en magníficas condiciones, y pasar al descanso en el seno de Abraham, al lugar de la consolación tal como se describe en Lucas 16:23-25.
Para mi manera de ver y de pensar es mejor que no se nos revele el día de nuestra muerte, porque así el hombre puede evitar la angustia de enfrentar a la misma.
De esta manera el hombre siempre estará preparado por si lo sorprende la muerte en cualquier momento. Por tanto viviré este día así, como si fuera el último de mi vida.
¿Y qué haré con este último día de valor incalculable que me queda? No perderé ni un instante siquera en lamentarme por las desgracias de ayer, las derrotas del ayer, los sinsabores del ayer, las penas y tristezas del ayer; no pensaré en nada que tenga que ver con el ayer: Más bien escucharé el buen consejo que me ha dejado mi Padre celestial en Filipenses 3:13-14.
¿Y qué haré entonces? Olvidándome del ayer, no pensaré tampoco en el mañana porque no debo arrojar el ahora detrás del quizás. Ya lo dice un cantante muy famoso: José Luis Rodríguez «el puma»; el mañana nunca llega y esta es una gran verdad no porque él lo diga; sino, porque Dios nos lo ha dicho en Santiago 4:13-14 «!Vamos ahora! los que decís hoy, mañana iremos a tal ciudad y estaremos allá un año, y traficaremos y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿Qué es vuestra vida? ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece».
¿Debo atormentarme por acontecimiento que talvés nunca los mire? !NO!. El mañana yace sepultado con el ayer y no pensaré más en el. Este día es todo lo que tengo, así que saludo este amanecer con exclamaciones de gozo, y elevo mis brazos con agradecimiento por este don inapreciable de un nuevo día; así también golpeo mi pecho con gratitud al considerar a todos los que saludaron la salida del sol del ayer y que hoy no figuran entre los vivos. Soy en realidad un hombre afortunado, y las horas de hoy me son algo extra e inmerecido y me pregunto: ¿Por qué se me ha permitido vivir un día extra, cuando otros mejores que yo han muerto?.
¿Será acaso que han cumplido su propósito mientras que el mío está inconcluso? ¿Existe propósito en la vida? Este es mi día para realizarlo. Por lo tanto asiré con ambas manos cada minuto de este día. Viviré este día como si fuera el último de mi vida y esto haré: Eludiré con ahínco todo aquello que mata el tiempo, a la indecisión destruiré con acción. Sepultaré las dudas bajo la fe, al temor combatiré con la confianza, no escucharé a labios ociosos, no me quedaré donde hay manos ociosas; no visitaré sino solo para llevar el consejo de Dios tomado de Proverbios 6:6-11.
Las tareas de hoy cumpliré hoy. Hoy acariciaré a mis hijos mientras son niños aún; mañana se habrán ido y yo también. Hoy abrazaré a mi mujer y la besaré dulcemente; mañana ya no estará ni yo tampoco. Hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado, mañana ya no clamará pidiendo ayuda, ni tampoco yo podré oir su clamor. Hoy llevaré el mensaje de salvación a mi prójimo, mañana será demasiado tarde. Hoy le serviré al Señor mi Dios con todo mi corazón, con toda mi alma y con toda mi mente, mañana no habrá lugar. Mateo 22:37.
Mañana no tendré nada que dar y no habrá nada que recibir y si éste es el mi último día, será mi monumento más grande. Este día haré el mejor de mi vida. Trabajaré con más ahinco que nunca y exigiré a mis músculos hasta que pidan el alivio y aún así continuaré- Haré más visitas que nunca, buscaré más almas para el Señor y no me detendré. Cada minuto de hoy será más fructífero y fecundo que las horas de ayer. Mi último día deberá ser mi mejor día.
.Y si no lo es, caeré de rodillas y daré gracias a mi Señor y Dios por todo.
CONCLUSIÓN
A todos mis amigos, mis compañeros de lucha, a todos cuanto tengan acceso a este artículo les invito es día a vivirlo como si fuera el último de su vida.
Nota: Este artículo ha sido adaptado del libro » El vendedor más grande del mundo».
Ángel Barreno
barrenoang@mixmail.com
Casilla Postal 18-01-1350
Esta página cristiana, me gusta mucho porque me deja saber el contexto de las historias bíblicas, gracias por compartir con este su servidor y grandes bendiciones a todo el equipo de trabajo que están compartiendo el Evangelio de esta forma