INTRODUCCIÓN:
A. La siguiente sección se nota lo que demanda la multitud, debido a las insistencia de los principales sacerdotes.
B. Pilato cede a ella. Y él como autoridad no la ejerce para disipar la multitud.
I. PILATO CEDE ANTE LA MULTITUD. MATEO 27:24-25
A. Pilato ve que el no prevalece. “Viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Soy inocente de la sangre de este Justo. ¡Allá ustedes!».” Mateo 27:24 NBLA. Lo registrado por Pilato es una costumbre común para los judíos lavarse las manos y no tener culpabilidad alguna. Véase los siguientes pasajes, Deuteronomio 21:6-9; Job 9.30; Salmos 73.13; Jeremías 2.22.
- El acto desesperado de Pilato es una evasión de su responsabilidad. No puede lavarse las manos de su obligación, porque tiene poder y autoridad para asegurar la liberación de Jesús y controlar la multitud. (Hechos 4:27-28)
B. Pilato estaba trasladando la responsabilidad de la muerte de Jesús a los judíos. “Todo el pueblo contestó: «¡Caiga Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!».” Mateo 27:25 NBLA. Sin embargo, el episodio de Hechos 5:28 es contrario a lo que se ve en la cita de Mateo. Jeremías 26.15; Lamentaciones 5.7. Sin embargo, cada persona dará cuenta a Dios por sus acciones Romanos 2.5–11; 2ª Corintios 5.10.
C. “Pilato probó varios recursos por los cuales esperaba evitar la responsabilidad de hacer lo correcto, a saber, la de liberar a Jesús. (1) Enviar a Jesús a Herodes para evitar tomar una decisión él mismo, (2) convocó no sólo a los gobernantes, sino al pueblo a escuchar el informe de la corte de Herodes; declaró que Herodes estuvo de acuerdo con su anterior declaración de que Jesús era inocente. (Lucas 23:13-15); (3) propuso azotar a Jesús en la esperanza de que los judíos aceptaran ese castigo como una sustitución de la pena de muerte; (4) seguir su costumbre de liberar a un preso en su fiesta con la esperanza de liberar a Jesús; (5) al intentar arrojar toda la responsabilidad sobre el judíos después de declararlo inocente; (6) finalmente después de la flagelación llevándolo ante ellos mientras aún sufría y sangrando por la flagelación calculada para excitar su compadecerse de él y decir: «¡He aquí el hombre!» (Juan 19:5,6)” (A COMMENTARY ON The Gospel According to Matthew by H. LEO BOLES)
II. SUFRIMIENTO DE JESUCRISTO. MATEO 27:26-31
A. Pilato libera a Barrabás y azota a Jesús. “Entonces les soltó a Barrabás, y después de hacer azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado.” Mateo 27:26 NBLA.
- El flagelo que sufrió Jesús en este punto tenía la intención de ser un preludio de la cruz. La costumbre era que los condenados a la crucifixión fueran primeramente azotados —un trato que también servía como elemento disuasorio contra el crimen.
- Habiendo azotado a Jesús: Comúnmente, los golpes de flagelación disminuían conforme el criminal confesaba sus crímenes. Jesús permaneció en silencio, no teniendo crímenes que confesar, así que los golpes continuaron con toda su fuerza.
- “La flagelación severa, con su intenso dolor y considerable pérdida de sangre, probablemente dejó a Jesús en un estado previo al shock. Además, la hematidrosis había vuelto su piel particularmente sensible. El abuso físico y mental infligido por los judíos y los romanos, así como la falta de comida, agua y sueño, también contribuyeron a su estado debilitado. Por lo tanto, incluso antes de la crucifixión actual, la condición física de Jesús era por lo menos grave y posiblemente crítica”. (Edwards)
- “El azote romano consistía en un corto mango de madera al que estaban atadas varias correas con los extremos provistos con trozos de plomo o bronce y pedazos de hueso muy aguzados. Los azotes se dejaban caer especialmente sobre la espalda de la víctima, que estaba desnuda y encorvada. Generalmente se empleaban dos hombres para administrar este castigo, uno azotando desde un lado, otro desde el lado opuesto, con el resultado de que a veces la carne era lacerada a tal punto que quedaban a la vista venas y arterias interiores y a veces aun las entrañas y los órganos internos aparecían por entre las cortaduras” (GH)
- “Cada golpe hacía profundos cortes en la carne que se estremecía, hasta dejar al descubierto las venas y a veces las entrañas. A menudo se golpeaba con el flagelo el rostro y eran rotos los ojos y los dientes. La flagelación terminaba siempre con el desmayo y a veces con la muerte. “(J. W. Shepard, The Christ of the Gospels (El Cristo de los evangelios) (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1939), 589. Una)
B. Los soldados romanos se burlan. “Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al Pretorio, y reunieron alrededor de Él a toda la tropa romana. (28) “Después de quitarle la ropa, le pusieron encima un manto escarlata.” Mateo 27:27-28 NBLA.
- Jesús era escarnecido continuamente ante el concilio, Mateo 26:67; ante Herodes, Lucas 23:11; ante Pilato, Mateo 27:27-31.
- Este «manto» (clamu÷ß, chlamus) probablemente era un viejo atuendo que había pertenecido a uno de los soldados. Era «escarlata» (ko÷kkinoß, kokkinos) o de color «rojo», «una vestimenta teñida con un tinte barato a diferencia de las vestimentas de color púrpura […] cuyas tonalidades eran extraídas de los moluscos y usadas por la clase alta».
C. Le injuriaban, le humillaban. “Y tejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre Su cabeza, y una caña en Su mano derecha; y arrodillándose delante de Él, le hacían burla, diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!». (30) Le escupían, y tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza.” Mateo 27:29-30 NBLA. Sal. 22:8
- La palabra griega para «corona» (ste÷fanoß, stephanos) a menudo se refiere a una guirnalda de victoria, sin embargo, aquí se usa para indicar la corona de un rey (dia÷dhma, diade¯ma).
- En lugar de llevar puesta una espléndida corona de oro, Jesús llevó una ajada corona de espinas.
- Una caña en su mano derecha: (Salmos 2.9; Apocalipsis 2.27; 12.5; Ezequiel 19.11, 14; Ester 4:11)
- En su burla estos soldados ahora tenían a Jesús con una túnica vieja, gastada y descolorida, una corona de espinas en su cabeza, y una caña como cetro en su mano. Se burlaron aún más de él al arrodillarse «ante él» y dijeron: «¡Salve, rey de los judíos!» esto era lo habitual saludo que daban a sus emperadores.
- Estas escenas son inquietantes cuando consideramos el sufrimiento que Jesús soportó por nosotros Isaías 53:4-7.
D. Después de azotado le llevaron a crucificarle. “Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto, le pusieron Sus ropas y lo llevaron para ser crucificado.” Mateo 27:31 NBLA. Isaías 53:5; Juan 19:17.
- Después de haber sido azotado, Jesús estaría débil por la pérdida de sangre y el intenso dolor. Quitar la túnica escarlata de un cuerpo enmarañado con sangre y piel colgando reabriría las heridas y rasgaría más carne.
- La manera en que Jesús soporta estos sufrimientos es un ejemplo para nosotros. 1 Pedro 2:21-23.
CONCLUSIÓN:
A. Mateo no se detiene a describirnos la naturaleza de los azotes. Para ellos les era muy familiar. Se centra en que Jesús cumple a cabalidad las profecías.
B. Soporta los sufrimientos de una manera ejemplar. Y nos deja este ejemplo a nosotros.
C. Jesús recibe afrenta de Pilato, Herodes, principales sacerdotes y los soldados, como ofrenda de su sacrificio.
Bibliografía:
- Lecciones de Mateo por Terry Partain
- Comentarios de Mateo – Marc Gibson
- A COMMENTARY ON The Gospel According to Matthew by H. LEO BOLES
- Comentario de Mateo, Wayne Partain
- SELLERS S. CRAIN, MATEO 14—28
- New Testament commentary, Vol. I, Mattew and Mark, J. C. McGarvey.
- A COMMENTARY to Matthew by David Guzik
- Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo (p. 750). Editorial Unilit.